Monumentos a la des-cultura
Leyendo el artículo que salió esta
semana en la revista Semana y en que el alcalde Petro, se propone instalar una
placa a Domingo Biohó, líder de los esclavos cimarrones en la región Caribeña
el siglo XVII, para reivindicar de alguna forma el descalabro cultural del
alcalde de Cartagena con la placa que le rinde homenaje a los ingleses que
vinieron a matar a esclavos y criollos.
Ya se volvió normal que algún parroquiano
o grupo de parroquianos le rindan honores a lo que ellos consideran digno de
honores, la gente los ve a diario en casi todas las ciudades de Colombia y en
especial las de la costa caribe, convivimos con estos iconos de la descultura
sin saberlo. Incluso muchas veces somos participes de la prolongación de los
testimonios mal enfocados de estos, tal vez de manera involuntaria.
El que considero peor de todos, fue
la atrocidad de la alcaldía de montería en ignorar la escultura a los
paramilitares que mando a hacer castaño y que está en un parque de esta ciudad
Para nuestro caso los samarios, la
cuestión es un poco menos grave porque al menos le rendimos homenaje al
desconocimiento y no a la violencia, sin querer queriendo hoy sentimos como
símbolo importante y especial de nuestra ciudad el monumento de indígenas que
está en la 1° con 22 en uno de los sitios más importantes de la ciudad. Sin
darnos cuenta, y sin desmeritar el trabajo plástico de uno de los mejores
escultores que ha tenido Colombia como lo fue el maestro Lombana, autor de esta
obra. Pero que al final dejo mucho que desear en la etapa de investigación que
tuvo que hacer para realizarlas, no está demás decir que no se sabe a qué
indígenas es que se refiere esta obra porque sabemos por simple descarte que no
se trata de ningún de la sierra nevada porque el Kaliman musculoso de la
escultura tiene guayucos, que más bien parece de los indígenas Wayuu, o los
taparrabos de los nukak maku. Porque con tanto frio y mosquitos en la Sierra
Nevada sabemos que nuestros indígenas usan una vestimenta total, mente distinta
y bien cubiertos de cabeza a pies, además de las increíbles proporciones
femeninas de revista soho y ángulos de inclinación de los senos como
siliconados de la compañera de la escultura y a sabiendas que gracias a esa
característica especial de la vestimenta de nuestras indígenas y a su afán
especial en amamantar se sabe a ciencia cierta que sus tetas son bastantes
distintas, esta mujer de la escultura de facciones nórdicas que además casi el
doble del tamaño del hombre echo, que es todo lo contrario a nuestros indígenas
y para completar el sartal de desaciertos étnicos terminan enmarcando la base
de la escultura con un diseño indígena que es una mezcla entre lo Quimbaya y lo
Azteca.
Da, de verdad mucha tristeza ver a
los cachacos que llegan de turistas a nuestra ciudad tomándose la foto que con
algo que está lejos de representar la etnia o antropología local. Incluso,
hasta venden las esculturitas en porcelana para que además, de la imagen se
lleven una pequeña muestras de lo que No somos.
Que pensaran los niños cartageneros
que lean esa placa que puso su alcalde la semana pasada para congraciarse con
un casi rey, en donde le rinden honores a la valentía y a valor de los ingleses
que murieron tratando de invadir a los cartageneros?
Y que pensaran los niños de las
escuelas de montería que ven en unos de sus parque un campesino mirando al
cielo dándose la mano con un paraco.?
Que pensara un turista que llega
Santa Marta y se para en frente de la rotonda de la avenida Campo Serrano “la playa”
y vean la escultura de indígenas
equivocada?
Lo que yo pienso, es que estamos
desculturizando. Voluntaria o involuntariamente.
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